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jueves, 14 de enero de 2021

Estudio descriptivo de los casos de suicidio en los que ha intervenido el GIPEC de Melilla (2011-2021)

Estudio descriptivo de los casos de suicidio en los que ha intervenido el GIPEC de Melilla (2011-2021) El GIPEC de Melilla tiene entre los casos en los que puede ser activado aquellos en los que se ha consumado un suicidio y es preciso intervenir con los familiares para realizar un Apoyo Psicológico Avanzado. 

Desde 2011, año en el que se produjo la primera activación para un caso de suicidio, se ha intervenido en 11 casos. 
Según datos del INE desde ese año hasta 2018 (último año del que se dispone de estadística en la página oficial de este Instituto), en Melilla se dieron 26 casos. Así que la primera conclusión que podemos aportar es que aún estamos lejos de que se utilice nuestro servicio de forma sistemática. 
Como se citó en Fernández-Millán y Fernández-Navas (2013), en 2008 Melilla se situó como la 4ª autonomía por tasa de suicidio (10,46) 



Variables demográficas asociadas: 
Respecto al sexo, en el 73% de los casos atendidos el fallecido era hombre. 
Respecto a la edad el más joven tenía 23 años y el mayor, 63, siendo la media de 42,11 y la desviación típica de 13, 12. 
En cuanto al estado civil, 3 estaban casados o con pareja, 2 divorciados pero con pareja en la actualidad, 2 separados o divorciados y 2 solteros. Y en cuanto la situación laboral, el 60% trabajaba y el 40% restante estaba en paro (ninguno estaba estudiando o jubilado). 







Parece ser que el mayor número de suicidios ocurre en enero y entre los meses de agosto a octubre. 



Realizándose el lugares públicos el 55% de la veces y el resto en el domicilio. 

Características del historial y forma de suicidio: 
De la información recabada en las intervenciones (incompleta, no sistemática y sin posibilidad de confirmación) se desprende que, al menos, en el 55% de los casos el fallecido si la sufría (depresión, ludopatía, alcoholismo, trastorno bipolar, esquizofrenia).


  

En el 55% de los casos no se habían habido intentos previos (que sepamos), mientras que en 45% restante si los había habido. 
El método elegido en la mayoría de los casos fue el de arrojarse desde un lugar alto, seguido del dispararse y el ahorcamiento (no aparecen casos de uso de arma cortante, envenenamiento o sobredosis de fármacos o ahogamiento). 





Finalmente, sobre los posibles desencadenante se aprecia la depresión podría ser el motivo por el que más personas se deciden por tomar esta decisión.


Nos encontramos en el mes de enero de 2021, esperando una tercera ola de la pandemia del Coronavirus. Se trata de una crisis sanitaria, social, económica y psicológica. Es decir, una situación con todos los ingredientes para que el número de suicidios no aumente, sino que se dispare. Es necesario hablar del problema, de tomar medidas de prevención para no llegar tarde y sumar a los fallecidos directamente por el virus, los fallecidos indirectamente por las circunstancias sociales, económicas y emocionales que éste propicia. 
Referencias Fernández-Millán, J. M. y Fernández-Navas, M. (2013). Estudio descriptivo y comparativo del suicidio en Melilla y Ceuta. Revista clínica de Melilla, 3 (1). 15-18