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miércoles, 20 de abril de 2022

Cuentos cortos

 

UN ABRAZO MÁS
El anciano se acercó con cuidado al joven que lloraba la pérdida de su padre. Al llegar a su altura, extendió la mano para saludarle.
-Lamento tu pérdida.-expresó mientras le estrechaba la mano- Sé por lo que estás pasando.
-No puede saberlo, no tiene ni idea- Se ofendió el joven-
-Perdona el atrevimiento-se excusó el anciano- Son unos momentos difíciles de aceptar, ni siquiera puedes comprender cómo sigue el mundo rodando cuando el tuyo se ha parado.-Hizo una pausa-, pero te demostraré cómo te comprendo.
El joven seguía teniendo un gesto que mostraba su disgusto.
-Por favor, cierra los ojos-Le pidió el anciano.
Entonces el joven sintió que lo abrazaban y el anciano le decía al oído:
-Un abrazo más de él, eso es lo que necesitas, eso es lo que te estoy dando.
Y el joven creyó escuchar la voz de su padre, su olor y la forma en que se habían abrazado mil veces, demasiadas pocas.

--o--

Al cumplir los 50 se miró al espejo y pensó "Qué viejo estoy". Y se dijo a sí mismo" cómo se me ha pasado la vida" y se sentó a esperar la muerte. Y cada día se decía a sí mismo "cómo se me ha pasado la vida sin darme cuenta". Y así estuvo más de 40 años. Y poco antes de morir se quejó "Hay que ver que mala ha sido la vida conmigo que apenas me ha dejado vivir.

--o--

Las pruebas eran inequívocas: estaba embarazada. Çómo había ocurrido. Qué sería de ella. No podía hacerse cargo. Tenía tantos proyectos donde no encajaba un hijo. De pronto suspiró con alivio pues, no tenía por qué preocuparse.  Recordó que su madre decidió abortar cuando se quedó embarazada de ella.


--o--

El cero se encontraba allí escrito, en una pizarra, pero estaba solo. Así que pensó que allí no pintaba nada y se marchó a otra pizarra en la que quedaba un hueco delante de la expresión "__x 3521". 

Eh!- se quejó el 3521- ¡Quítate de ahí que me anulas.

Y el cero volvió a marcharse, saliendo de aquella pizarra en la que el 3521 esperaba a otro número para multiplicarse.

Llegó a la pizarra que quedaba junto a la ventana y se colocó a la izquierda del único número que allí había. Un 1.

-Ja- rió el 1- Anda cámbiate de sitio. Ponte aquí- Y le indicó un lado a su derecha.

El 0 obedeció y se cambió de lugar y sintió que algo había cambiado en su interior y que ahora valía más y, al mirar al 1, se dio cuenta que éste había crecido y ahora valía mucho más y todo gracias a él.

--0--

CUESTIÓN DE PERSPECTIVAS

El niño caminaba entre la gente que abarrotaba el recinto ferial, hacía pucheros y contenía las lágrimas. Miraba de un lado a otro.

Al fin vio la figura uniformada.

-Sr. policía- dijo para llamar la atención del agente- ayúdeme, mi mamá se ha perdido, estoy muy preocupada por ella.