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sábado, 24 de abril de 2021

Libertad, pero ¿cuál?

En estos tiempos en los que unos y otros hablan de falta de libertad, donde todos nos quejamos de que están coartando nuestras libertades (materializada en Derechos Fundamentales), en que todos los partidos políticos se erigen en adalides de la libertad, creo que es idóneo preguntarse si somos libres y/o si vivimos en libertad. 
Mi respuesta es NO. 
Permítanme explicarme: 
Primero afirmar que la libertad no es una meta (inalcanzable), sino un camino asintótico. En segundo lugar aclarar que nunca se puede ser libre ya que siempre estaremos limitados por la biología, la geografía y las leyes de la física. Pero eso es ya otra cuestión. 
Así las cosas, paso a exponer mi línea argumental. Hemos desvirtuado tanto el concepto, el significado, de LIBERTAD que lo que algunos persiguen o anhelan no es lo que yo entiendo por libertad y lo que creo que hemos olvidado que conlleva la libertad. 

1. La libertad no es libertinaje. Esa es una frase muy usada, pero poco practicada. La mascarilla es para otros, el confinamiento es para otros, que nadie me diga lo que no puedo hacer… EN LIBERTAD, NO VALE TODO. Ser libre no es quemar un bosque porque me apetezca o tenga frio. 

2. La libertad conlleva responsabilidad. Tras la II Guerra Mundial, Milgram realizó un experimento para comprobar la obediencia a la autoridad. En el demostraba que el ser humano llega a realizar actos que a priori no creería llegar a hacer debido a que obedece, delega la responsabilidad en una autoridad. Erich Fromm, famoso psicoanalista, escribió “Miedo a la Libertad”, ensayo en el que explicaba la tendencia en dejar en manos de otro la tarea de decidir. Lo que explicaba la facilidad para que aparecieran las dictaduras. Juan Pablo II dijo “La libertad no consiste en hacer lo que nos gusta, sino en tener el derecho a hacer lo que debemos” y Elbert Hubbard llegó a afirmar que “La responsabilidad es el precio de la libertad”. 
La libertad debe ir acompañada de responsabilidad, sobre lo que hacemos con ella y lo que no debemos hacer. Responsabilidad para no acudir al “pues tú, más” o el “lo hago porque puedo” y, sobre todo para asumir errores. 

3. La libertad no equivale a avergonzarse de lo que uno es, de donde proviene o de lo que lo identifica con otros. La libertad no es quemar banderas. Cuando era joven, un amigo se fue de viaje mochilero por toda Europa. Al volver me comentaba que a los españoles se les reconocía allá por donde estaban. Le pregunté si era por la “fiesta”, el acento, el tono de voz… Me contestó que era porque eran los únicos que no llevaban su bandera cosida en la mochila. 
Algunos aluden a que la bandera representa valores con los que no está de acuerdo, con los que no se identifican. No se puede estar más equivocado. Las banderas significan lo que tú, yo y los otros (ahora, en el presente) decidamos. Todos los símbolos y banderas han ido siendo usadas por grupos de distinta ideología (v.g. la cruz gamada). 
Otros aluden a que ellos no son de ningún país, que son cosmopolitas. Si, lo serán, pero lo son porque los principios de libertad que precisamente representa esa bandera y que los “deja” ser cosmopolita. ¿No lo entiendes?, pregúntale a un cubano si su bandera le permite ser cosmopolita, pregúntale a un alemán que hubiese vivido en la Alemania nazi si podía ser cosmopolita, pregúntale a un ruso de la antigua URSS si podía ser cosmopolita. Lo cortés no quita lo valiente. 

4. Ser libre obliga a ser culto. Porque no se puede ser libre si se es ignorante. Kofi Annan, Secretario General de la ONU, dijo “La educación no sólo enriquece la cultura… Es la primera condición para la libertad, la democracia y el desarrollo sostenible”. 
Para ser libre hay que ser capaz de ser críticos y no se puede ser crítico sin conocer, sería como querer construir un cohete para ir a la Luna sin contar con las piezas y las herramientas. 

5. Para ser libre hay que aceptar que algunos tienen que velar para que no se pierda esa libertad y no se convierta en represión ni en libertinaje. No podemos crear esa figura a través de nuestras leyes, nuestra Constitución y luego apedrearlos cuando no nos interesa y atarlos de pies y manos para hacer el trabajo que LE HEMOS ENCOMENDADO. Sería como robar al guardián que hemos elegidos para custodiar nuestros tesoros. 

6. La libertad significa respeto. Respetar al que opina/piensa distinto. Pero respetarlo hasta tal punto que nadie tema expresarse. 

7. Libertad significa valorar las opiniones por lo que dicen y no por lo quién la dice. Vamos por la vida como hinchas de fútbol “Viva mi equipo MANQE pierda”. Eso no es ser libre, es autoengañarse por falta de autocrítica. El ser libre no se asusta, ni se avergüenza de reconocer la razón del otro, contrariamente, lo aplaude. 

 Así que si me preguntan si estamos en un país libre, contestaré que no porque vivimos en una sociedad en la que “triunfa” un personaje inculto por pasar unos días en una playa o en una casa o divulgando sus vergüenzas y las ajenas en un programa; en el que haber “robado” del heraldo público o haber mentido reiteradamente, les hace asiduos de los medios de comunicación o se atreven a escribir libros que luego son superventas; en la que atamos insultamos (activa o pasivamente al no defenderlos) a los que cuidan de que podamos seguir disfrutando de nuestra libertad y en la que nadie se responsabiliza de nada en la que los ranking sobre educación nos sitúan en puestos de vergüenza.