Dicen que a los centuriones se les alababa y aclamaba en época de guerra y se les despreciaba en la Paz.
Estimados blogueros:
Suelo leer, a
través de este medio, opiniones que se hacen sobre los militares y los Cuerpos
de Seguridad del Estado (CSE). A veces, me asombro por cómo vertemos opiniones
al respecto como si se tratase de un uniforme carente de un uniformado.
Olvidamos que somos nosotros los que ponemos a esos profesionales donde están y
para lo que están, que nadie se niega a ser rescatado por esos mismos uniformes
si un día se encuentra en serias dificultades, si espera en el tejado de su
casa tras unas inundaciones, si está siendo atracado o si, Dios nos libre,
fuésemos atacados por otro país. Pero, ya se sabe que nadie se acuerda de Santa
Bárbara hasta que truena. Y en nuestro caso es peor, pues nos acordamos para
mal.
A veces, aparece
la noticia de que un policía, un militar o un guardia civil, incluso sin estar
de servicio, se pone en peligro para salvar a alguien. En estos casos, a los mismos que unos días atrás han criticado una actuación de estas fuerzas de
seguridad, no se les ocurre felicitar por la buena acción. Es más, cuando no se
está de acuerdo con alguna acción protagonizada por los CSE se suele hablar de
ellos en plural o como grupo (la guardia civil…, los militares…, los
policías….) mientras que cuando la noticia es digna de elogio, lo hacemos en
singular (el guardia civil tal, tal militar, cual policía…).
Sí es cierto que,
de vez en cuando, alguien sale a defender o a felicitar a estos profesionales.
Entonces se le tacha de …
Yo quiero hacer un
reconocimiento a estas personas y a los cuerpos que representan, porque, no
olvidemos, bajo ese uniforme se encuentra a un marido, a una hija, al vecino,
al joven que con espíritu de sacrificio se ha preparado y aprobado unas
oposiciones. Y digo con espíritu de sacrificio porque los que quieren ser de
estos cuerpos lo hacen por vocación (no creo que lo hagan por la paga, pues hay
mejores y más sencillas formas de tener un mejor sueldo).
Mi reconocimiento
no se basa en mis opiniones, se basa en comportamientos que he visto o me han
contado. Y para muestra, un botón (o tres).
El primer botón es
una leyenda urbana que creo es, con matices, cierta. Cuando el depósito de agua
de Melilla se fracturó y desgraciadamente sufrimos aquella catástrofe, me
contaron (yo realizaba apoyo psicológico a los afectados) que un legionario que
salía de paseo de su cuartel de Cabreriza, al ver a militares escavando el lo
que fue la barriada afectada, se presentó a un mando ofreciéndose para lo que
hiciera falta. Se cuenta que el mando le dio una pala y le pidió que se pusiese
a escavar. Ya había oscurecido cuando se rescató a la última víctima. Entonces
alguien recayó en una figura que seguía escavando. Era aquel legionario que
sacrificó sus horas de paseo para ayudar en el rescate y que, olvidado por
todos, no había cesado en su empeño.
El segundo botón
tiene nombre, me perdonará mi amigo Paco Hermida (que como los de su “especie” prefiere
quedar en el anonimato) que lo ponga de ejemplo. Hace unos años me llamó de
urgencia para que le ayudara con los familiares de una suicida. Además de
sorprenderme con otras acciones, mi mayor sorpresa llegó cuando lo escuché
compaginar el oficial y obligatorio “interrogatorio” para obtener información
del familiar de la víctima con el apoyo y las muestras de empatía y respeto.
Yo, que llevo años enseñando las habilidades de comunicación en estos casos, no
he encontrado ejemplo mejor sobre su puesta en práctica.
Mi último botón
(habría muchos más) se dio en el hospital en otro caso de suicidio en el que
acompañé a los familiares a “despedirse” de su hijo, joven Guardia Civil, que
permanecía (muerte cerebral) en la UCI. Fortuitamente acababan de llegar a
Melilla para otros menesteres dos Generales de este Cuerpo. Cuando salí de la
UCI con los familiares, me encontré que en el pasillo esperaban estos dos
mandos juntos con otros y compañeros del fallecido. Habían cambiado su agenda
para acercarse a dar el pésame de la forma más íntima posible, sin publicidad,
sin medios de comunicación que recogieran el detalle… demostrando que lo
sentían de verdad. A ello hay que sumar cómo la madre del joven fallecido fue
abrazada por los compañeros de éste. Eso compañeros que vienen a hacer cumplir
en nuestras fronteras las leyes que nosotros hemos aceptados como pueblo
soberano.
No quiero dejar de
nombrar a personajes más conocidos como el cabo Ferrón o al policía que
recientemente se tiró a las vías del metro en Madrid para salvar a una persona
ebria que de seguro habría sido arrollada por el tren (por cierto, algún… le
robó la mochila) o a nuestro policía nacional Hassan Mohatar que fuera de
servicio ha salvado a dos menores.
Yo veo uniformes y
también veo personas, veo actos buenos y malos como en todos los estamentos y
en todas las profesiones. Y como un día puede ser que los necesite, vaya mi
agradecimiento y mi respeto por adelantado.
P.D.: Lo que acabo de defender en los CSE podríamos hacerlo con maestros, médicos, funcionarios (léase también en femenino)...
Publicado en: http://www.luzdemelilla.es/index.php/semanario-la-luz/opinion-luz-de-melilla/item/1496-juan-manuel-centuriores
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