A menudo realizamos un juicio
sobre las personas que nos rodean, con las que interactuamos a diario, incluso
de nuestros familiares, basándonos en un solo hecho o una sola característica.
Es lo que llamamos “efecto halo”. El problema es que esta característica o este
hecho suele ser la más negativa que tiene. Una vez que hemos etiquetado
negativamente a la otra persona, ya todo nos parece mal.
Esto no es sólo malo para esa
persona, sino también para nosotros. Recuerda que todo pensamiento está
relacionado con una sustancia química en nuestro cerebro y que los pensamientos
negativos conllevan sustancias negativas.
Arturo iba en su coche a más velocidad de la
que debía, llegaba tarde al trabajo y encima había un tráfico “para morirse”:
la gente (los demás conductores) parecía que iban de paseo, otros cambiaban de
carril sin poner el intermitente, un “payaso” se había parado en doble fila
para recoger a alguien, sin pensar en los que iban detrás… ya había perdido la
cuenta de cuantas veces había usado el claxon… Por fin, en la avenida, el
tráfico se hizo más fluido lo que le permitió acelerar… hasta que llegó a una
intersección en la que otro conductor, que debía ceder el paso, no respetó la
señal y obligó a Arturo a frenar de forma brusca. “Hijo de p***, c****….” Las
venas del cuello se le inflamaban mientras el otro conductor se alejaba del
lugar sin ni siquiera percatarse del enfado de Arturo. “Ojala te estrelles
contra un muro,…”. El corazón le latía a cien (que digo cien, a mil por hora).
El otro conductor ya había desaparecido de su vista. “Un tanque, si es que yo
tenía que llevar un tanque…”. Arturo hablaba en voz alta, sin que nadie lo
escuchase, jadeaba, apretaba los dientes, agarraba el volante como para
estrujarlo. Media hora más tarde, Arturo ingresó en Urgencias donde falleció
por un ataque al corazón. “La gente se toma las cosas muy en serio” comentó un
enfermero que había llegado media hora antes a su trabajo después de saltarse
un ceda el paso.
Vamos a cambiar las cosas. En un
folio haz un círculo en el centro y escribe el nombre de alguien que te caiga
mal (este ejercicio puedes hacerlo con cada persona de la que tengas un mal
concepto). Después dibuja círculos alrededor y únelos al central con flechas y
dentro de cada círculo exterior escribe lo que no te gusta de esa persona.
Ahora piensa a qué se debe cada descripción negativa: si es una sensación, si
se debe a una conducta que repita esa persona o a una sola ocasión, si puede
deberse a una interpretación errónea que hayas hecho… Finalmente dibuja
círculos más externos (intenta que sean más que los anteriores) y escribe en
ellos aspectos y conductas positivas que hayas percibido en esa persona.
Cuando hayas terminado,
califícalo de nuevo.
Y ahora hazte una pregunta, si
tuvieses que hablar con él, ¿te sería tan negativo (desagradable) como antes de
hacer el ejercicio?
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